A veces existen momentos en los cuales preferís no existir. No vivir, no tener ciertas libertades que al fin y al cabo te enseñan de la forma mas cruel.
No vivir.
No experimentar.
¿De eso se trata la vida, no? De sufrir, amar, odiar, querer y disfrutar.
No ser, ser. Hacerlo, no hacerlo. Incógnitas de la magia liberal de la vida. Magia blanca, negra y gris. Puntos intermedios que no son nada tolerables.
Colores para cuándo?
Colores de la naturaleza, amor correspondido. Jajaja. Tristeza.
Mal humos. Cambios. Reflexiones. Especulaciones, el destino se hace desear.
Lo esperamos al destino, pensando que siempre trae consigo algo bueno, algo digno de ser esperado. Así como también muchas veces es digno de ser odiado, y nos defrauda.
¿Que habría que cambiar? ¿Al destino o nuestra mente positiva?
Te sentís alterado, humano, completamente indefenso, impotente por lo que te espera. Nada te sale bien, nada funciona como lo planeamos, nada es perfecto como lo deseamos.
Vivimos la vida pensando en el mañana, cuando deberíamos estar viviendo el día a día sin pensar en mañana, nadie conoce la hora de su muerte, hoy puede ser el último día. O puede que no.
Sin embargo, vale la pena vivir.
