31.12.11

Si quieren ver sangre, verán.

Simplemente es inevitable ponerme a pensar acerca de las predicciones mayas. Acerca de las profecías de Nostradamus.
Realmente parece que todo se viene abajo, las guerras, el hambre, la ambición del hombre lo deja ciego, tendrá todo lo material, menos un mundo que habitar.
No quiero presentar una lista de prioridades que rija a los hombres, porque la mía está bastante desordenada y sería hipócrita, sin embargo hay cosas que tengo claras, o eso pienso.
Cómo vamos a pensar en tecnologías futuras ignorando el hecho de que el agua dulce no está disponible para cada persona.
Cómo pensar en la última moda, y hay niños que mueren de hambre.
Está bien, acepto las críticas, tampoco podemos estar mortificándonos todo el tiempo, por el hecho de haber gastado 5 pesos de mas que podrían haber comprado un kilo de pan para niños de Somalía, tampoco ése es el punto.
Todo se trata del equilibrio.

Podrían ahorrarse millones de pesos cada año con el simple hecho de reciclar, reciclar papeles, botellas plásticas, y aunque es una pequeña ayuda al planeta, cuenta. Separar los residuos orgánicos del resto ya es un avance, compost puro para la madre tierra.
Hay pequeñas acciones que el hombre, como ser racional que es, no toma en cuenta. Está metiendo su cabeza en un horno de gas.
El planeta no es estable, cada auto, cada foco de incendio cuenta. Y no es por el hecho de que quiera desquitarse, porque en la naturaleza existe el perdón (la venganza es cosa de los hombres), simplemente el hombre provoca indirectamente estos sucesos. No los busca adrede, pero sí los produce.

Este año es un llamado a la reflexión colectiva como civilización globalizada. Si el hombre le pone un punto final a su propia especie, no falta mucho; más, si quiere cambiar las cosas, cada granito de arena hace falta.